Emprender sin límites: la historia de inclusión y resiliencia de Dina
Entrevista con Dina Elizabeth Cortes Coss
A veces las historias más poderosas no se leen, se sienten. Así es la historia de Dina Elizabeth Cortés Coss: una mujer que, tras perder la vista por una negligencia médica a los 18 años, decidió que su vida no estaría definida por una discapacidad, sino por su capacidad de crear, liderar e inspirar.
Desde el primer instante de nuestra conversación, Dina irradia una claridad que va más allá de la visión. Con una formación en Lingüística Aplicada, una maestría en Enseñanza Superior y un doctorado en Estudios de la Cultura, esta emprendedora regiomontana ha combinado academia, innovación y propósito social para romper esquemas. Su historia es testimonio de que el verdadero liderazgo nace de la resiliencia.
Del dolor a la decisión: el momento de quiebre
Dina cuenta con honestidad brutal cómo la pérdida progresiva de la vista la sumió en una profunda depresión. Pero también cómo, un día, decidió ponerle un alto al dolor. “Necesitaba hacer algo por mí misma, por mi familia, por quienes me aman”, dice. Tomó terapia, se reconstruyó emocionalmente, y transformó su proceso de duelo en un motor de cambio.
Una directora de la asociación civil Estima le ofreció un trato que cambiaría su vida: terapia psicológica a cambio de ayudar como traductora en eventos internacionales. Así, sin saberlo, Dina encontró en el servicio y en la ocupación el mejor camino hacia su recuperación emocional y profesional.
Creatividad con causa: innovación desde la inclusión
Su mayor orgullo hasta ahora es una creación que mezcla ciencia, educación y accesibilidad: una tabla periódica en braille, en trámite de patente. Lo que empezó como un modelo didáctico hecho con hielo seco evolucionó en un dispositivo impreso en 3D, con botones parlantes que explican cada elemento químico al ser presionado.
Este invento, más allá de ser funcional, representa una filosofía de trabajo: “Si ya lo estoy haciendo para mí, ¿por qué no compartirlo con los demás?”, dice Dina, quien hoy coordina la estrategia de inclusión en la Facultad de Ingeniería Mecánica y Eléctrica de la UANL.
Ciencia con sentido humano
Otro hito en su carrera fue liderar el desarrollo de una prótesis para un joven zacatecano que perdió ambos brazos. Aunque no es ingeniera, Dina fue clave en la gestión del proyecto, combinando su experiencia en documentación, coordinación y empatía para guiar un equipo multidisciplinario. “La ciencia se crea en los laboratorios, pero se vive en el corazón de quienes la necesitan”, afirma.
Una sensibilidad fuera de lo común
Dina ha desarrollado una habilidad poco común: detectar señales de violencia en la voz de las personas. Gracias a su formación en análisis del discurso, ha logrado identificar patrones lingüísticos que delatan abuso. Esta habilidad la ha llevado a colaborar con el Instituto Estatal de la Mujer, capacitando a profesionales para prevenir la violencia de género.
Tecnología como aliada
La tecnología es un pilar fundamental en su vida diaria. Dina utiliza lectores de pantalla en su celular y laptop, apps que identifican colores, describen imágenes o incluso detectan si una luz está encendida. “La accesibilidad está a un toque”, dice con entusiasmo.
Su ejemplo demuestra que cuando la tecnología se pone al servicio de la inclusión, se expande el potencial humano.
El valor de compartir el camino
Dina no guarda su experiencia para sí. Ha asesorado a jóvenes con discapacidad en México y España, compartiendo su historia y herramientas con quienes enfrentan barreras similares. También ha participado en proyectos internacionales, como el empoderamiento de adolescentes rurales en Perú, en colaboración con Rotary.
“Mi familia siempre tuvo el valor del altruismo, y Rotary vino a reforzarlo”, explica. Hoy impulsa la creación de una asociación civil con su familia, para institucionalizar sus esfuerzos y ampliar su impacto.
El equilibrio como estilo de vida
Cuando le preguntamos sobre cómo equilibra su vida profesional con la personal, responde: “Cuando realmente te gusta lo que haces, el equilibrio llega solo.” Dina encuentra su escape en deportes extremos —ha escalado, buceado, caminado sobre fuego y saltado en paracaídas—, experiencias que la renuevan y le recuerdan que “vivir también es una forma de resistencia”.
Mirando al futuro
Dina planea hacer un postdoctorado en España, país pionero en accesibilidad. Aspira a convertirse en Investigadora Nacional Nivel 3 en el Sistema Nacional de Investigadores de CONACYT. Visualiza una carrera versátil, combinando investigación, tecnología, docencia y microemprendimientos familiares como la bisutería artesanal y la cerveza artesanal “Gótica”.
Reflexión final: redefinir el éxito
Cuando le pedimos una última lección para nuestros lectores, Dina responde con sabiduría:
“El éxito no es un objetivo, es un camino. Lo construimos paso a paso, con cada meta personal, con cada proyecto que beneficia a otros, con cada barrera que rompemos. Y todos lo podemos recorrer.”
Dina Elizabeth Cortés Coss nos deja una enseñanza poderosa: no hay limitación que supere al deseo de trascender. En un mundo que cambia rápidamente, su historia nos recuerda que la verdadera innovación comienza con una simple decisión: seguir adelante.
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